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Los pequeños agricultores son los proveedores principales de cereales alimenticios y de varios cultivos comerciales en Kenya. El 90 por ciento del maíz procede de pequeñas explotaciones; 115 000 pequeños agricultores con una parcela media de 0,30 hectáreas producen 28 000 toneladas de té elaborado. Sus necesidades de suministro de fertilizantes son ahora de carácter prioritario.
El sector de la pequeña agricultura de Kenya consta de 1,7 millones de pequeños propietarios, mitad de los cuales cultivan menos de 1 ha. Según una encuesta rural sobre 1,5 millones de pequeños agricultores, sólo unos 322 000 utilizaban algún fertilizante; el remanente, más de un millón, no lo hacía. De los primeros, 103 000 pequeños agricultores gastaban 30 dólares o más en fertilizantes, es decir, compraban por lo menos dos sacos. Otros 100 000 compraban un saco. El tercio restante aplicaba lo que en valor arrojaba un promedio de menos de un saco. El principal obstáculo para ampliar el empleo de fertilizantes eran los bajos ingresos monetarios de los pequeños agricultores y una relación decreciente valor-costo por lo que respecta a los principales cultivos. En 1977, hacían falta 2,4 toneladas de maíz para sufragar el costo de una tonelada de fertilizante, en 1981, hacían falta 3,0 toneladas, y en 1982, 2,7 toneladas. La relación comparable para el café y el azúcar había variado todavía en sentido más desfavorable, de 0,4 a 1,2 y de 12,8 a 19,6, respectivamente.
En el caso del maíz híbrido, la experiencia ha demostrado que la falta de lluvias suficientes y tempestivas podio dar lugar a rendimientos muy escasos aun cuando se aplicase el fertilizante. El desembolso monetario adicional por uso de fertilizantes incrementaba el riesgo financiero de pérdidas por malas cosechas. Se trataba de un riesgo que muchos pequeños agricultores se mostraban renuentes a correr. Se supuso que el mayor empleo de los fertilizantes por estos agricultores en zonas de pluviosidad baja y variable dependía del desarrollo de variedades tradicionales de maíz de mayor rendimiento.
Estructura de mercadeo. Anteriormente, la distribución de fertilizantes en Kenya se hallaba dominada por los fabricantes europeos, BASF y Windmill a través de sus agentes. Hacia fines de los años setenta se aplicó un sistema de licencias de exportación para dar oportunidades a una serie de empresas nacionales. Sc creó la Federación Nacional de Cooperativas de Kenya para proveer a las uniones de cooperativas y sociedades primarias.
Sin embargo, para 1981 tres de los principales mayoristas se habían retirado del negocio de fertilizantes. La operación comercial de la citada Federación Nacional entró en quiebra. Por falta de capital de operación y acceso al crédito, la planta formuladora de Mea en Nakuru funcionaba mitad de su capacidad; por lo que la Asociación de Agricultores de Kenya se quedó con la manipulación del grueso del negocio. Los restantes mayoristas importaron en su mayor parte en base a crédito mediante buenas ofertas a grandes compradores y con escasas estructuras de almacenamiento o sucursales.
Los elementos principales que contribuyeron a la desaparición de esas empresas parecen ser:
El problema que se presentaba al Gobierno era cómo procurar un buen servicio a los pequeños agricultores.
Arreglos de venta al por menor. La política de licencias en Kenya seguía el criterio de favorecer a los mayoristas con redes de distribución en las zonas rurales. La Asociación de Agricultores contaba con 2 954 agentes ya en 1977/ 78, asentados en los centros menores de comercio rural y en los mercados situados al borde de las carreteras. Sólo manipulaban cantidades muy pequeñas, unos 20 sacos anualmente, y no mantenían existencias fuera de la temporada principal de ventas. Las principales limitaciones para el almacenista parecían ser las de orden financiero y de transporte. Para aprovechar los descuentos por volumen y los servicios de transporte que ofrecía el mayorista, tenían que comprar un camión de fertilizantes a la vez. Las cantidades menores se transportaban en jeep o vehículos similares destinados fundamentalmente a pasajeros. El transporte desde la sucursal del mayorista al depósito del almacenista podía significar hasta un 70 por ciento del margen del minorista. Era significativo que el almacenista más próspero tenía su propio camión de tres toneladas y preveía su cambio por uno de siete toneladas. Para hacer frente a la necesidad manifiesta de un servicio económico de transporte público en las zonas rurales, se recomendó un sistema de transporte público que siguiera rutas regulares entre los centros urbanos y las aldeas más remotas.
Para cumplir su función eficazmente, estos almacenistas rurales de fertilizantes necesitaban una capacitación inicial y de perfeccionamiento, visitas periódicas por asesores que les llevasen nueva información, y una línea de crédito por parte de su proveedor mayorista o de un banco, previa recomendación de aquél. Debía también permitírseles un margen como incentivo. En la Figura 4 se describe sucintamente la estructura de la distribución de los fertilizantes en Kenya.
Como canal paralelo para el mercadeo de fertilizantes podría extenderse la práctica de suministrar fertilizantes a agricultores que se dedican a cultivos especializados a través de su respectiva junta de mercadeo. Se combinan así las ventajas de la compra a granel con la reventa a pequeños agricultores a crédito, garantizado con la producción en manos del órgano de mercadeo. Posiblemente el cultivador de té con compromisos de entrega a la Empresa de Té podrá obtener a través de ella no sólo el fertilizante que necesita para su producción de té sino también para los cultivos alimentarios. El crédito total deberá cargarse al producto de las ventas del té.
Para los pequeños agricultores que cultivan maíz podrá experimentarse un sistema de reembolso en especie; este resultó muy útil en la República de Corea y Taiwán, cuando se introdujeron por primera vez los fertilizantes entre los pequeños agricultores. Se asignaba a los agricultores un saco de fertilizantes con el compromiso, por su parte, de devolver, por ejemplo, un saco y medio de maíz después de la cosecha. Esto suponía la ventaja adicional para el agricultor de que recibía el precio total de su maíz. Como parte del mismo arreglo se le proporcionaban semillas híbridas. Este sistema podría ensayarse en Kenya a través de algunas de las cooperativas designadas como agentes de compra de la Junta de Mercadeo de Cereales.
En 1978, los gobiernos de varios países del Caribe analizaron sus sistemas de suministro de fertilizantes. Deseaban saber si los costos al agricultor podían reducirse desarrollando nuevas fuentes e intensificando la distribución local. El canal tradicional se originaba en Europa. En algunos de los mayores paises se habían instalado fábricas para la mezcla. ¿Serían éstas útiles también para las islas menores?
Aunque debían pagarse fletes marítimos del orden de 58-60 dólares la tonelada, los fertilizantes compuestos europeos eran preferidos en Barbados por su calidad y continuidad en el suministro. En Guyana, los canales principales de distribución eran a través de Guysuco (compañía azucarera estatal) y la Junta Arrocera. Estas compraban mediante licitaciones que se anunciaban a nivel local e internacional. El empleo de fertilizantes resultaba frenado por las frecuentes escaseces debidas a retrasos en los pedidos y a la falta de divisas. La fuente principal de suministros en Jamaica era una planta formuladora explotada por una empresa transnacional con experiencia. La asociación de cultivadores de caña de azúcar desconfiaba de las mezclas, prefiriendo pagar 16 dólares más por tonelada por los compuestos importados. La distribución de fertilizantes en Jamaica se hacía fundamentalmente a través de esas asociaciones de productores.
El principal usuario de fertilizantes en Trinidad y Tabago, la hacienda azucarera Caroni nacionalizada, se servía directamente de una planta formuladora vinculada a una fábrica que producía sulfato amónico y urea con gas natural submarino como materia prima. En las islas de Barlovento, la Asociación bananera anunció licitaciones. Se recibían las remesas mensualmente del Reino Unido en los barcos Geest que llegaban a cargar bananos. La Compañía Agrícola Nacional, que explotaba todas las tierras dedicadas a la caña de azúcar en San Cristóbal y Nieves, había podido reducir sus costos de fertilizantes en 50 dólares por tonelada, importando una mezcla en lugar de un compuesto de Europa.
Para mejorar el sistema de suministros eran tres las posibilidades:
La cuestión que se planteaba con la primera opción era si ofrecería suficientes ventajas para compensar el abandono de las actuales condiciones de suministro, la necesidad de reducir el número de formulaciones de fertilizantes solicitadas, y el costo de trasbordo entre las islas.
La ventaja de la segunda opción era que los ingredientes podían juntarse, cada uno de la fuente de aprovisionamiento más barata. Podía evitarse el costo de ensacado en los casos en que los agricultores estuvieran en condiciones de servirse directamente a granel. Los inconvenientes eran la posible segregación de material fertilizante durante el transporte y la aplicación, así como la absorción de humedad en ambientes húmedos.
La tercera opción consistía en la fabricación de fertilizantes compuestos granulados en el Caribe. La fábrica suministraría el tipo de fertilizantes que mejor se adecuasen a las condiciones climáticas de la zona. Los compuestos granulados se podían almacenar bien y eran de fácil manejo y aplicación. En Trinidad y Tabago se disponía de los recursos de gas natural barato que hacían falta para el funcionamiento de la fábrica de fertilizantes. Pero para cubrir las inversiones generales era necesario un mercado de 200 000 toneladas de fertilizantes granulados por año. Aunque podía utilizarse el mecanismo del Mercado Común del Caribe para dar a la planta prioridad de mercado ente los Estados Miembros, tal vez sería necesario vender parte de su producción en otros lugares para llegar a un punto de equilibrio.
1. Políticas de igualación de precios
Se reconoció en la India, por ejemplo, que para poder proseguir la política de igualación de los costos del transporte en la distribución de fertilizantes había que ir más allá de los terminales de ferrocarriles para llegar a los distritos administrativos. Las autoridades locales vigilarían la recepción de los suministros en esos lugares. Se estimó que este arreglo aceleraría la apertura de redes minoristas en las zonas del interior. Se trata de un ajuste, en un sistema discutible en su conjunto. Tal vez convenga, en las primeras fases del empleo de fertilizantes, nivelar los costos de transporte en países como India y Nigeria, donde el producto ha de transportarse a distancias muy grandes. De lo contrario, los agricultores ubicados en zonas lejanas de los puntos de importación o de fabricación nacional tal vez nunca puedan familiarizarse con sus ventajas. Sin embargo, con una política de este tipo los agricultores cercanos a los puntos de origen sufren una carga mayor que el costo real del transporte; con lo que el empleo de fertilizantes les resulta menos económico de lo que normalmente debería ser. Con este sistema el gobierno desalienta el empleo de fertilizantes en los lugares donde los costos de transporte son bajos y fomenta su empleo en aquellos en que son elevados. En los movimientos de fertilizantes se emplea más transporte del que realmente es necesario.
2. Disponibilidad de suministros
Las existencias locales de fertilizantes a disposición de los agricultores para que las compren cuando las deseen supone precios superiores. En India, los minoristas de fertilizantes, lo mismo cooperativas que privados, tratan de vender cada saco directamente del camión de reparto cuando llega al pueblo. Los importadores de Barbados venden el producto en el muelle de descarga del barco. Se trata de un procedimiento eficaz en cuanto que evita los costos de manipulación y la financiación del almacenamiento. Es discutible su eficacia si no se dispone de existencias para el agricultor que necesita comprar antes o más tarde y, si la presión sobre los servicios de transporte en el período de preferencia da lugar a embotellamientos, retrasos y aumento de costos.
Se requieren incentivos financieros a todo lo largo de la línea de producción, con miras a que los mayoristas, minoristas y agricultores puedan organizar sus suministros de fertilizantes más temprano dentro de la temporada. Ese incentivo deberá bastar para cubrir los gastos de financiación, almacenamiento y manipulación.
3. Márgenes del minorista
Muchos sistemas oficiales de fijación de precios para los fertilizantes tienden a dar un margen insuficiente al minorista. El fertilizante se ha considerado como un producto corriente que no necesita ninguna iniciativa para su venta. El minorista tiene un contacto directo con el consumidor de fertilizantes; en cambio, para el promotor periódico, el agrónomo del banco y el extensionista oficial el contacto es de carácter esporádico. Teniendo en cuenta sus vínculos de carácter psicológico y social con la colectividad, es oportuno motivar al minorista para que se convierta en un vendedor positivo, en condiciones de asesorar sobre el empleo y aplicación de los fertilizantes, y de facilitar crédito inmediato a sus clientes como complemento del préstamo institucional. Por consiguiente, la política oficial debería ser la de ayudar al minorista con incentivos, capacitación y crédito. A breve plazo, esto significa mayores márgenes para el minorista. A más largo plazo, debido al aumento de las cantidades que maneja y a la apertura a otras operaciones a través de sus contactos corrientes de ventas de fertilizantes, el minorista tal vez esté en condiciones de proporcionar suministros, servicios técnicos y crédito con un margen reducido por tonelada de volumen de negocios.
4. Control de la calidad
Un agricultor no puede juzgar la calidad de un fertilizante por su apariencia. Depende de la información que le proporcione el fabricante y el distribuidor. Por consiguiente, los sacos de fertilizantes deben llevar la siguiente información:
Para salvaguardar la calidad de los fertilizantes es necesario reglamentar de alguna forma su embalaje. La legislación sobre calidad y envasado de los fertilizantes sólo es eficaz en la medida en que pueda hacerse cumplir. Debe nombrarse a personas calificadas como inspectores y darles las facultades necesarias para examinar las existencias de fertilizantes que se ofrecen en venta al público.
También conviene advertir contra un excesivo control. La reglamentación de la calidad no debe dar lugar a exigencias de registro y de autorizaciones que sean demasiado engorrosas y restrictivas, hasta el punto de que desalienten a los pequeños comerciantes a entrar en el negocio de los fertilizantes.
5. Fijación de precios
Es indispensable que exista una relación favorable entre el costo del fertilizante al agricultor y el precio que éste percibe por los cultivos principales en que lo emplea. Ese era el principio de los sistemas de trueque de fertilizantes por arroz utilizados en algunos países asiáticos para fomentar la aplicación de fertilizantes en ese cultivo alimentario. Las relaciones de trueque eran tales que el rendimiento derivado de la aplicación de un determinado fertilizante era siempre muy superior, monetariamente hablando, a la cantidad de arroz necesaria como trueque por dicho fertilizante.
6. Capacitación
Una importante responsabilidad de los gobiernos es procurar que existan y se utilicen servicios adecuados de capacitación para las diversas categorías de personal que interviene en la distribución de fertilizantes. Los gerentes de las empresas de distribución de fertilizantes necesitan capacitación en administración y en economía agrícola, complementada por información específica sobre utilización de los fertilizantes. Puede haber otras personas que no necesiten capacitación propiamente dicha pero, junto con el personal de los distribuidores minoristas y de los servicios de extensión, se beneficiarán de cursillos periódicos de perfeccionamiento adaptados a su nivel, y preferentemente organizados en el sector donde han de trabajar.
7. Coordinación
La difusión de información sobre fertilizantes y que los agricultores puedan comprarlos son cosas que deben correr parejas. Para ello es necesaria una estrecha coordinación en materia de extensión, crédito y distribución de fertilizantes. Para evitar retrasos en la obtención de fertilizantes para un segundo cultivo, es mejor organizar el crédito sobre una base anual más bien que de cultivos.
8. Competencia
En los países en desarrollo algunos gobiernos han tendido a centrar la atención en los servicios oficiales, ofreciendo poco estímulo al desarrollo de los canales del sector privado. Los servicios oficiales han seguido distribuyendo los fertilizantes después de haber recorrido ya un largo camino en sus actividades de extensión. Deben desarrollarse también servicios de crédito para los sistemas competitivos; facilitando de esa forma un mayor uso de los fertilizantes.
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