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Conservación del frijol con productos naturales

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El cultivo de esta leguminosa se lleva a cabo en casi todos los paises de América Latina, pues es el alimento básico en la dieta de la mayor parte de la población. El productor a pequeña escala almacena el producto en el período entre cosechas para asegurar su subsistencia y disponer de semilla propia para la próxima plantación. El control de insectos es específico para cada cultivo y tiene un carácter preventivo para controlar las plagas en los granos almacenados.

Algunas investigaciones con productos no tóxicos muestran que estos productos presentan un control satisfactorio por un período de cuatro a cinco meses, salvo la tierra de hormiguero, que puede presentar un buen control hasta los ocho meses después de su aplicación. Para que este tipo de control sea efectivo es necesario iniciar los cuidados del grano en la época de la cosecha. Se recomienda cosechar el producto con un contenido de humedad del 18 por ciento y después proceder a secar el grano para evitar la infestación inicial en el campo (figura 47).

Figura 47. Productos naturales para la conservación del frijol.

Productos utilizados

Aceite: La dosis más indicada está entre 2 y 7 ml de aceite por kg de frijol. El aceite y el frijol se mezclan en un homogeneizador durante tres minutos, lo que impide que los insectos depositen los huevos en la superficie de los frijoles (figura 48).

Figura 48. Utilización de aceite para impedir que los insectos depositen sus huevos en la superficie de los frijoles.

Arena, cenizas y tierra de hormiguero seca. La dosificación es: 1 parte de producto natural por 4 partes de frijol. El producto se mezcla manualmente, cuidando que la arena, la ceniza o la tierra de hormiguero no se depositen en el fondo durante la mezcla. Estos producto matan los insectos por deshidratación, al tapar los conductos respiratorios (figura 49).

Figura 49. Mezcla de los productos con el frijol.

Pimienta: Dosificación indicada: 250 g de pimienta por I saco de frijol. La pimienta se muele en un molino normal y posteriormente se mezcla con el frijol (figura 50).

Figura 50. Uso de pimienta para proteger al frijol.

Tierra de hormiguero majada: Dosificación: 3,0 kg de tierra + 2,5 litros de agua por un saco de frijol. Para hacer este tratamiento se recomienda colar la tierra en un cedazo de malla de 3 mm y después poner el agua hasta que la mezcla adquiera la consistencia deseada. Sólo entonces se mezcla con el frijol (figura 51).

Figura 51. Protección del frijol con tierra de hormiguero mojada.

 

Métodos preventivos para controlar insectos en mazorca

Se presentan dos sistemas preventivos para controlar insectos en mazorcas de maíz almacenadas en trojes o almacenes. El primero consiste en seleccionar las mazorcas buenas y el segundo en el uso de hojas de eucalipto.

Separación de las mazorcas bien cubiertas. Se trata de una tecnología desarrollada por el Centro Nacional de Investigación de Maíz y Sorgo de EMBRAPA (Brasil) y consiste en seleccionar y almacenar solamente las mazorcas bien cubiertas, aquellas en las que las hojas se extienden 2 cm o más allá de la punta de la mazorca (figura 52). Las mazorcas mal cubiertas, que tienen expuesta la punta, deberán almacenarse separadas y consumirse primero (figura 53).

Figura 52. Mazorcas bien cubiertas.

Figura 53. Mazorcas mal cubiertas.

Uso de hojas de eucalipto. Este procedimiento consiste en lo siguiente.

Figura 54. Colocación de las hojas de eucalipto.

Figura 55. Colocación del maíz fumigado y nivelación de la superficie.

Figura 56. Colocación sucesiva de hojas y producto hasta llenar el depósito.

Figura 57. Observar que la superficie quede bien nivelada.

 

Roedores

Los roedores constituyen un serio problema, ya que causan enormes daños en la conservación y almacenaje de los granos alimenticios y sus subproductos. Las pérdidas y destrucción de productos equivalen a diez veces el valor de lo que consumen como alimento. Las ratas consumen el 10 por ciento de su peso diariamente, mientras que los ratones comen del 10 al 16 por ciento de su peso. Ademas, los roedores depositan sus excrementos, orinas, pelos y pulgas sobre los productos almacenados, contaminando, por consiguiente, la masa de granos y el mismo almacén. Los dientes incisivos de estos animales son capaces de roer muchos materiales como madera, sacos y ladrillos. Pueden roer tubos de plomo, hilos de conducción eléctrica y causar incendios a través de cortocircuitos.

Además de ser animales destructores, los roedores son una fuente de enfermedades para los seres humanos y para los animales domésticos. Causan enfermedades como la peste bubónica (provocada por la bacteria Pesteurella pestia), la fiebre de mordedura de ratón (producida por la bacteria Spirillum minas y Streptobacillus moniliformis), la ictericia (provocada por la bacteria Leptospira icterohaemorrhage), la rabia y otras enfermedades ocasionadas por mordeduras directas o transmitidas por la orina y las deposiciones, y a través de sus parásitos internos o externos.

Los roedores se caracterizan por pertenecer al grupo de los mamíferos más prolíferos. Son animales de gran potencial biótico, es decir, poseen gran capacidad de reproducción. Otra importante característica es su adaptación a las más distintas áreas ecológicas. Soportan todos los climas, desde los más fríos hasta los más calientes, y viven en regiones de alta vegetación o en áreas prácticamente estériles.

Especies de roedores que atacan los granos almacenados

Tres especies de roedores causan daños de importancia económica a la conservación y almacenamiento de granos: rata de los techos (Ranas rattus), rata gris (Rattus norvegicus) y ratón casero (Mus musculus).

Identificación y características

1) Rata gris (Rattus norvegicus)

Distribución. Es un animal que vive en clima templado que generalmente se asocia íntimamente a las viviendas humanas. La rata gris es muy desarrollada y agresiva, y raramente se encuentra asociada a otras especies. Se aloja a menudo fuera de los edificios, en agujeros y madrigueras subterráneas (figura 58).

Figura 58. Rata gris (Rattus norvegicus).

Descripción.

Ciclo de vida.

Hábitos. Las ratas se alojan en general fuera de los edificios, en agujeros subterráneos o en sitios correspondientes a construcciones. Se encuentran también en madrigueras en los terraplenes, junto a los ferrocarriles, en los almacenes, depósitos de basura, etc. Las ratas que viven en el interior de los edificios buscan alimento en el exterior invadiendo las viviendas y depósitos durante la noche y volviendo de inmediato a sus cuevas. Caminan sobre superficies planas, pero pueden también subir escaleras, tambores y paredes irregulares, si hay necesidad de buscar alimento. Las ratas prefieren las substancias con carbohidratos y proteínas, aunque pueden comer otro tipo de alimento.

 

2) Rata de los techos (Ranas rattus)

Distribución. Es una rata común de los graneros y almacenes de subproductos. Tiene facilidad para adaptarse a lugares lejanos a las viviendas humanas y puede encontrarse en el campo y en las matas. Prefiere los climas tropicales (figura 59).

Figura 59. Rata de los techos (Ranas rattus).

Descripción.

Ciclo de vida

Hábito. Debido a su gran capacidad de alcanzar los puntos altos de los edificios, construyen sus madrigueras en cualquier parte donde estén lo suficientemente abrigadas. Sus colores varían mucho, incluso en individuos de la misma especie. Sus alimentos preferidos son las semillas, frutos, hortalizas, trigo y salvado. Viven en colonias, siempre juntos los unos de los otros y cerca de la fuente de alimento.

 

3) Ratón casero (Mus musculus)

Distribución. Constituye la especie de menor tamaño y presenta la característica de hacer agujeros pequeños, en distintos locales, sin concentrar su actividad en un único lugar (figura 60). Se encuentra en todo el mundo, pues está adaptado para vivir bajo cualquier condición climática. Presenta un olor característico y desagradable, que pasa a los granos, principalmente cuando vive en los mismos sitios donde éstos se encuentran.

Figura 60. Ratón casero (Mus musculus)

Descripción.

Ciclo de vida.

Hábitos. Los ratones de esta especie son buenos trepadores; nadan bien; saltan perfectamente, de modo que los animales jóvenes pueden pasar por aberturas de 0,5 cm. Poseen notable sentido de olfato, tacto y oído, pero mala vista, y construyen sus madrigueras con substancias blandas y pequeñas ramas. Sus hábitos alimenticios son curiosos: les gusta probar alimentos nuevos y, en general, buscan los mismos alimentos preferidos por los seres humanos; pueden sobrevivir con poquísima cantidad de agua.

Presencia de roedores en el almacén

Dado que el ratón presenta una ruta regular en su movimiento, produce un rastro bien definido. En el exterior de los edificios su presencia se distingue porque deja un camino liso en el suelo, sin vegetación. En el interior de los almacenes se perciben las huellas dejadas en los rincones, debido al polvo y las harinas que hay normalmente en el piso. Otras marcas de la presencia de ratones son los agujeros producidos en los sacos o recipientes de madera.

Las deposiciones son una forma de identificar a los ratones; se las encuentra a lo largo de los caminos por donde pasan o próximo a sus lugares de alimentación. Las deposiciones frescas presentan un aspecto billante y oscuro mientras que las viejas tienen la coloración opaca y dura. El Rattus norvegicus las presenta en forma aplastada, con unos 1,9 cm de largo aproximadamente, mientras que las del Rattus rattus son de forma puntiaguda, con 1,25 cm de largo, igual que las del Mus musculus, que sólo miden 0,65 cm.

Cuando hay necesidad de efectuar un análisis más riguroso, se puede utilizar la luz ultravioleta para detectar la presencia de orina de ratón, ya que se presenta una fluorescencia en los sitios afectados.

Inspección y aseo

El paso inicial para un buen programa de combate de los roedores es conocer la especie, lugar de reproducción, fuentes de alimento y la intensidad de la infestación.

Medidas preventivas

Eliminación de los refugios. Una de las principales medidas profilácticas es eliminar los escondrijos preferidos por las ratas. Toda vegetación alta alrededor de los edificios, la basura amontonada, la madera apilada y los residuos de productos almacenados deben ser eliminados. Se debe tapar con cemento todos los agujeros, grietas y aberturas en las paredes del almacén. El alcantarillado, los respiradores, las aberturas para ventilación y las ventanas deben protegerse con telas metálicas con orificios menores de 0,6 cm (figura 61).

Figura 61. Malezas, basuras y desperdicios sirven de refugio para los roedores.

Edificios a prueba de roedores. En el caso de un depósito de madera, debe elevarse el piso de modo que quede como mínimo a unos 80 cm por encima del suelo. Alrededor de los pilares se deben colocar barreras contra ratones para impedir que trepen por ellos (figura 62). En un almacén tradicional es necesario cubrir las paredes externas con argamasa de cemento liso hasta unos 60 cm de altura, y procurar que las puertas y ventanas ajusten perfectamente (figura 63).

Figura 62. Barreras contra ratones.

Figura 63. Las puertas y ventanas deben ajustar perfectamente.

Medidas curativas

Control químico. Como complemento de las medidas profilácticas preventivas, se dispone de un método de control que consiste en la utilización de trampas y rodenticidas. Los rodenticidas son substancias químicas usadas para exterminar a los roedores; estas substancias deben ser sumamente tóxicas en dosis muy pequeñas para que al mezclarlos con los cebos no sean advertidos por el roedor. Existen dos grupos de rodenticidas: los de acción rápida, que se emplean en "dosis única" y los de acción lenta, empleados en "dosis múltiples" y que son generalmente del tipo anticoagulante.

Los rodenticidas de acción rápida matan pronto a los roedores, pero presentan el inconveniente de que si comen dosis sub-letales, provocará el rechazo del cebo. Los de acción lenta son aquellos en que el ratón consume dosis múltiples del cebo envenenado hasta completar la dosis letal. Los síntomas de intoxicación sólo aparecen después de algún tiempo. En el mercado existen nuevos productos de acción lenta, pero de una sola dosis. Estos tienen la ventaja de que son efectivos en dosis muy pequeñas y vienen ya preparados, de modo que no necesitan cebos y son menos rechazados por los roedores (figura 64).

Figura 64. Cebos roedores.

Rodenticidas de acción rápida. Este tipo de veneno actúa rápidamente, causando la muerte de los roedores. Son productos sumamente tóxicos, que deben ser puestos en lugares donde haya graves problemas con los roedores; pero debe garantizarse que no se produzca ningún contacto con los alimentos. Su aplicación requiere de una persona autorizada y experimentada, que tenga conocimientos y práctica en el combate contra los ratones. Los principales ingredientes de los productos más usados son: estricnina, sulfato de talio, arsénico, alfa-naftil-tiourea, escila roja, shoxin. La dosificación de cada producto se indica en su respectiva caja. Cuando se los emplea para la fabricación de cebos, se deben seguir las instrucciones del fabricante. El uso de algunos de estos productos ha sido prohibido debido a su alta toxicidad.

Rodenticida de acción lenta. Son productos que provocan el envenenamiento de los ratones, en dosis pequeñas, por lo que los animales no lo advierten cuando comen el cebo. Actúan inhibiendo la formación de la protrombina y producen hemorragias internas que los llevan a la muerte. Los principios activos de los productos utilizados son: hidroxicumarinas (warfarina, fumarina) e indandionas (pival, valona, difacinona).

Cebos envenenados. La elección de un alimento para cebo envenenado es una tarea importante para que el control tenga éxito. Los cebos deben ser apetecibles y ejercer una acción atractiva, principalmente cuando se trata de almacenes donde existen abundantes alimentos. Considerando la gran variedad de alimentos que los ratones ingieren, no hay ningún cebo que sea el "mejor". Aceptan normalmente subproductos del maíz, carne, verduras, frutas, etc. Para que la operación sea realmente eficiente es necesario realizar pruebas con alimentos no envenenados, hasta encontrar qué cebo es el preferido por los ratones (figura 65).

Figura 65. Pruebas de cebos para conocer las preferencias de los ratones.

 

Hongos

Los hongos son organismos multicelulares, cuyas células se organizan en filamentos llamados hitas. La masa de hitas se conoce con el nombre de micelio y es la parte vegetativa. Los hongos se multiplican por esporas (figura 66).

Figura 66. Grano sano e invadido por hongos.

Cuando los hongos atacan los granos, se producen pérdidas debidas a varias causas:

  1. disminución del poder germinativo
  2. decoloración de la semilla
  3. calentamiento
  4. alteraciones bioquímicas
  5. posibilidad de producción de toxinas, y
  6. pérdida de materia seca.

 

Condiciones para su crecimiento

Se han aislado más de cien especies de hongos de los granos de cereales. Cada una tiene una temperatura óptima y una mínima, y un valor de humedad relativa para el desarrollo de los hongos. La temperatura ideal para el crecimiento de la mayor parte de los hongos en los granos está entre los 25 y los 26°C; sin embargo, algunos hongos se desarrollan mejor alrededor de los 37°C. La temperatura mínima es variable y se ha establecido que algunos hongos crecen muy bien alrededor de 0°C (figura 67).

Figura 67. Temperatura de crecimiento para los hongos.

En cuanto a la humedad relativa del aire, la germinación de las esporas varía entre los 65 y el 93 por ciento, dependiendo de la especie. Por lo tanto, para prevenir el crecimiento de los hongos, la humedad relativa del aire en el interior de la masa de granos, deberá ser menor que 65 por ciento y la temperatura, lo más baja posible, dentro de ciertos limites económicos y técnicos reales (figura 68).

Figura 68. Humedad relativa del aire.

 

Hongos de campo

Los principales hongos de campo encontrados en los granos de los cereales son de los géneros Cladosporium, Helminthosporium, Alternaria y Fusarium. Causan la decoloración de los granos de los cereales, lo que a menudo se observa cuando los granos quedan expuestos a la excesiva humedad de las cosecha. Además de afectar la apariencia del grano, los hongos de campo pueden ocasionar una disminución del poder germinativo de las semillas.

 

Hongos de almacén

Los daños causados por los hongos de almacén son mayores que los producidos por los hongos de campo. Las esporas de algunos hongos de almacenaje están presentes en los granos antes de la cosecha. Bajo condiciones favorables de temperatura y humedad, las esporas crecen y los granos son invadidos por los hongos. Las condiciones que afectan el desarrollo de los hongos en los granos son:

  1. humedad elevada del grano
  2. temperatura relativamente alta del grano
  3. condición del grano (partido, sucio, etc.)
  4. cantidad de materias extrañas en el grano, y
  5. presencia de organismos extraños.

Contenido de humedad del grano y temperatura. Ninguna especie de hongo se desarrolla a una humedad relativa inferior al 60 por ciento. Los hongos de la especie Aspergillus, la más resistente a ambientes secos, entre los hongos de granos almacenados, crece a 65 por ciento de humedad relativa. Como muchas especies se desarrollan a más de 70 por ciento de humedad relativa, un grano a 27°C estará expuesto a la invasión de hongos de almacén mientras el nivel de humedad esté por encima del 12,5 al 13,4 por ciento.

Es importante notar que una medición de la humedad promedio dentro del almacén no determina ni garantiza el período del almacenaje de los cereales. El deterioro puede presentarse en lugares aislados del almacén, donde la humedad del grano es alta. El grano almacenado con un nivel de humedad promedio del 13 por ciento, pero que presenta una variación entre el 10 y el 16 por ciento, no es seguro para un almacenamiento a largo plazo, debido a que en alguna parte del lote existen granos con 16 por ciento de humedad (figura 69).

Condición del grano. Los granos y semillas deberán estar en buenas condiciones y no presentar ningún daño, para evitar la aparición de hongos y facilitar las mejores condiciones de almacenaje (figura 70).

Figura 69. Grano almacenado invadido por hongos.

Figura 70. Los hongos invaden con mayor facilidad los granos dañados.

Materias extrañas. El grano con alto porcentaje de materias extrañas generalmente no está del todo seco. La limpieza del grano antes del secado es una de las mejores formas de evitar la presencia de hongos y de insectos (figura 71).

Figura 71. Equipo para la limpieza de los granos.

Organismos extraños. Algunos de los insectos que infestan los granos almacenados, en los que las etapas de larva y ninfa se desarrollan dentro del grano, llevan consigo un gran número de esporas de hongos de almacén. La infestación por insectos proveen la temperatura y la humedad necesarias para un rápido crecimiento de estos hongos (figura 72). Los ácaros se desarrollan en granos contaminados por hongos y posteriormente se vuelven sus transmisores para toda la masa de granos.

Figura 72. Los insectos propician la invasión de los granos por hongos.

 

Prevención de los hongos

El desarrollo de los hongos en los granos de cereales puede ser controlado por medios físicos y químicos. Los ácidos propiónico, acético, butírico y fórmico pueden ser usados como preventivo químico de los hongos en granos con alto contenido de humedad (20 a 35% b.h.). La dosificación de cada producto varía según el contenido de humedad del grano, la temperatura ambiental del almacén, la cantidad de granos dañados y el período de almacenamiento. En general, los granos tratados con ácidos (como el propiónico, por ejemplo) no se enmohecen, pero la viabilidad de la semilla se ve muy afectada.

La cantidad de ácido que se utiliza varía según la humedad del grano y el período de almacenamiento. En el caso de un almacenamiento de 10 meses, un lote de maíz con 19, 22 y 24 por ciento de humedad debe ser tratado con las cantidades de 0,2, 0,3 y 0,4 por ciento respectivamente. Debe notarse que este tipo de tratamiento no puede utilizarse para alimentos destinados al consumo humano (figura 73).

Los métodos físicos para el control de los hongos de almacén son el mantenimiento de humedades y temperaturas las más bajas posibles, en la masa de granos, dentro de márgenes razonables y económicos. La limpieza adecuada del producto al llegar al centro de acoplo o almacenamiento es otra precaución indispensable para prevenir y controlar los hongos.

Figura 73. Aplicación de productos químicos para prevenir el desarrollo de hongos.

Micotoxinas

Algunos de los hongos que se desarrollan en los granos producen substancias químicas que son tóxicas tanto para los seres humanos como para los animales. Tales venenos químicos reciben la denominación de micotoxinas. Un grupo específico de micotoxinas, las aflatoxinas, ha sido considerado de gran peligro para los animales y las personas. La aflatoxina es procedente de los hongos de almacén, Aspergillus (específicamente Aspergillus flavus), cuyas esporas se encuentran muy diseminadas en la naturaleza.

Una pequeña cantidad de aflatoxinas en el grano puede causar enfermedades graves y aun la muerte de animales. No todos los animales son susceptibles a la aflatoxina; los más jóvenes son más susceptibles que lo más viejos. Se ha observado que las aves domésticas, los cerdos y los bovinos sufren serias alteraciones patológicas cuando ingieren alimentos contaminados con aflatoxinas.

 

Bibliografia

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